El petróleo ha desempeñado un papel crucial en la configuración política del siglo XX. No obstante, se vislumbran cambios importantes donde la energía se genera localmente, principalmente a partir de energías renovables, y se consume en forma de electricidad. Es muy probable que la geopolítica energética se vea afectada en las próximas décadas.
En este sentido, resultó esclarecedora la presentación de Carlos Pascual, Vicepresidente Senior de Energía Global y Asuntos Internacionales de S&P Global, durante la Semana Arpel-Naturgas 2024. Al referirse a cómo las tensiones geopolíticas afectan directamente al sector energético, expresó: “Nunca he vivido un periodo tan desafiante en la política internacional”.
El riesgo de cometer errores de cálculo y de profundizar los conflictos en las principales cuestiones geopolíticas aumentará durante 2024 hasta las elecciones estadounidenses. ¿Puede un Estados Unidos polarizado mantener su compromiso a nivel global? ¿Pueden los presidentes Xi y Biden definir un rumbo de cooperación? ¿Cuál es el futuro de Gaza y de la causa palestina? Con todos estos interrogantes planteados y ante la difícil perspectiva de un acuerdo diplomático entre Ucrania y Rusia, la región de América Latina y el Caribe parece ser ignorada en la búsqueda de una transición energética justa. A pesar del conflicto en Oriente Medio, el crecimiento del suministro fuera de la OPEP+ ha logrado satisfacer el aumento de la demanda mundial de petróleo en 2023 y, hasta ahora, en 2024.
Una cosa es evidente: la demanda de electricidad debe dispararse en todos los escenarios y sectores, y la aceleración de la transición energética impulsará la demanda de minerales clave como cobre, cobalto, níquel, litio, grafito y tierras raras. Y cabe mencionar que China domina el procesamiento de metales clave, con más del 70 % a nivel mundial en varios de ellos. Esto podría amenazar los beneficios de las cadenas globales de suministro.
Por ejemplo, entre 1990 y 2012, solo se modificó el 3 % de la matriz energética mundial basada en combustibles fósiles y el objetivo actual es lograr un cambio del 60 % para el año 2050, es decir, en solo 26 años. Por ello, según la opinión de Carlos Pascual, el objetivo de descarbonizar la economía será difícil de alcanzar.
De acuerdo con el exdiplomático, en todos estos conflictos “la capacidad para llegar a acuerdos es muy limitada”. Y esto conlleva un impacto geopolítico en el precio del petróleo. “Inmersos en la política internacional, se están produciendo varios cambios en la matriz energética mundial”, afirmó.
Los choques geopolíticos y la volatilidad de los precios son inevitables. Entre los aspectos a considerar en el impacto de la geopolítica en la industria del petróleo y el gas, dentro del contexto de las transiciones energéticas, está la competencia entre Estados Unidos y China por el liderazgo económico y la seguridad nacional. Asimismo, se debe entender que la tecnología, más que la diplomacia, cerrará las brechas con los objetivos de emisiones, y que es probable que el sector privado asuma la responsabilidad de la innovación y la financiación. Un mensaje alentador para América Latina y el Caribe: los recursos de la región pueden reconfigurar sus lazos con las cadenas globales de suministro.
Carlos Pascual destacó que se están produciendo varios cambios en la matriz energética mundial, los cuales se entrelazan con la política internacional. “Mientras no cambiemos nuestros sistemas energéticos, será necesario el suministro de petróleo para mitigar los impactos de los choques geopolíticos”, concluyó.
Ver la conferencia completa: https://www.youtube.com/watch?v=UU_noKgaT7M&t=1683s